viernes, 7 de septiembre de 2007

Caminando hacia el Arbol de la Vida


Debemos aprender a soltar, a dejar ir. El interior se llena muy rápido de preocupaciones, de dudas, de luchas. Porque será?...quizás por nuestro afán de controlarlo todo, de enderezar la vida, lo inalcanzable, nos deja exhaustos. Si "ME PARECE" que el otro está enojado, decepcionado, preocupado, hasta enfermo, ¿Qué puedo hacer para cambiarlo?. Seguramente muy poco. Entonces...¿para qué preocuparse tanto por conjeturas? ¿adivinaciones?, ¿por querer que todo sea de cierta manera específica?, un posible camino de paz sea...dejar que todo sea.

El afán por el control es el juego de los "adultitos". La forma en que encuentran significado a su existencia, la forma en que sienten que usan su poder para algo, ese es su juego. Mirando de cerca a los mucho más inteligentes, los niños; observo que ellos no usan su poder de esa forma, no pierden su tiempo, mucho menos su energía tratando de que las cosas sean de cierta manera, simplemente son amigos del AQUI Y AHORA. Usan todo su poder, su entereza, en ser parte alegre de UNICAMENTE, lo que está ocurriendo en este preciso instante, sea lo que sea.

Sabios son los pequeñitos, no por casualidad Jesús lo usó de ejemplo a seguir, para aquellos que aspiran la santidad del alma. Nuestro interior no tiene edad, a aparte de la que tienen nuestras emociones, esas dictan la pauta. Por esa razón y con toda confianza, debemos empezar a darnos un buen paseo por nuestro interior, encontrar nuestro niño y nuestra niña, darle un fuerte abrazo, preguntarle como está y definitivamente comenzar a jugar, jugar y jugar. Entre risas, saltos, cánticos y entrega, encontraremos una etapa de nuestra vida que debemos llevar como prendedor por siempre y donde quiera que vayamos.

Una de las mayores desgracias del ser humano consiste en ser demasiado maduro, demasiado controlado, demasiado viejo, al punto que nos descomponemos interiormente, al igual que la fruta que se queda en la sombra mucho tiempo. Busca en tu closet aquella ropa divertida, colorida, audaz que por mucho tiempo creíste que ya no "deberías usar por tu edad o status" y úsala. Saca de tu baúl olvidado aquellos juguetes que te hicieron soñar con heroísmo, con libertad, con amistad. Compra un libro de pintar, saca tiempo para divertirte o simplemente lo estarás sacando para esperar....esperar.... y al final.... conformarte con nada.

Rompe tus propios esquemas. Vuelve a nacer. Hay un árbol dentro de cada uno de nosotros; de él nacen frutos nuevos cada día, frutos perfectos, llenos de luz, de vida abundante. Cuando vayas a tu interior encuéntralo, míralo, cántale, luego camina poco a poco hasta tocarlo, cuando lo hagas, la Luz que nació desde la Eternidad sanará en tí todo dolor, toda tristeza, toda oscuridad, serás renovado, será renovada.... TE LO PROMETO.

Te abrazo en LA LUZ...


Carlos Mena



1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es verdad , que bonito es recordar sin ninguna duda. Sobre todo la niñes donde todo era magico.